Actualización de un piso en el icónico edificio La Costa / Barcelona

El estudio vilablanch reforma un piso racionalista de los años 70 en Barcelona, obra de MBM (Martorell, Bohigas, Mackay), y lo adapta a las necesidades del s.XXI. 

Fotos: José Hevia

En un destacado edificio de Barcelona construido por MBM (Martorell, Bohigas, Mackay) entre 1974 y 1977, se ha reformado el interior de una vivienda para adaptarla a los usos actuales. Con un lenguaje contemporáneo, el proyecto de arquitectura interior realizado por el estudio vilablanch permite dotar de nuevos usos los espacios de esta vivienda tan representativa de la arquitectura racionalista.

Reforma piso edificio MBM estudio vilablanch
EL EDIFICIO

El edificio, considerado uno de los más modernos de la ciudad en los años 70, está situado en la calle La Costa de Barcelona, distrito de Sarrià-Sant Gervasi, al lado del Parque del Putxet.

Construido bajo los parámetros de la arquitectura racionalista y en un periodo en que la arquitectura se abría a nuevas ideas, esta obra de los arquitectos Oriol Bohigas, Josep Maria Martorell y David Mckay, se convirtió en todo un icono de modernidad. El fotógrafo Francesc Catalá-Roca lo fotografió como epítome de la vida moderna.

Se trata de un edificio moderno para su época, construido con materiales industriales, honestos y funcionales: ventanas de aluminio natural anodizado, cerámica blanca brillo en el hall del edificio, pavimento de goma pirellien el suelo de las áreas comunes, pavés en los rellanos y en las paredes exteriores que conforman el volumen de la escalera e iluminación por medio de fluorescentes verticales colocados estratégicamente tras la estructura vertical del cuerpo de la escalera, entre otros.

Las viviendas del edificio son modernas en su concepción en cuanto a uso de materiales y aprovechamiento de la luz -en este sentido, destacan los grandes ventanales de 170 x 170 cm en la fachada que aportan ventilación cruzada y mucha luz natural. Su interior refleja perfectamente el modo de vida de los años 70 en términos de funcionalidad.

La planta presentaba, en origen,una configuración adaptada a un modo de vida que hoy ha cambiado por completo. La distribución de la vivienda separaba claramente la zona “para ser vista” (formada por el salón, la terraza, las habitaciones y dos baños) de la zona “de servicio” (formada por la cocina, el lavadero y el cuarto de servicio ode plancha). La cocina era cerrada, pequeña y no visible desde el salón de la vivienda. Quedaba inscrita en la zona de servicio, separada del resto del piso, y contaba con tres accesos, con la consiguiente pérdida de espacio que provocan las puertas.

Encargo y Reto

El estudio vilablanch recibió el encargo de actualizar un piso de 105 m2 situado en la calle La Costa de Barcelona, para una hipotética familia de tres hijos. El objetivo era mantener la esencia de esta obra tan representativa de la arquitectura barcelonesa de los años 70, adaptándola a las necesidades de funcionalidad, distribución y confort de la vida actual, con una estética contemporánea y una uniformidad en el uso de materiales.

En cuanto a la distribución del espacio, la reforma debía cumplir tres requisitos clave: otorgar más protagonismo a la cocina, crear una habitación para cada hijo y aumentar el número de baños para disfrutar de más privacidad.

¿Cómo actualizar un edificio tan emblemático de la arquitectura de los 70 adaptándolo a las necesidades del siglo XXI?

Con una redistribución de la planta acorde a las nuevas necesidades de los usuarios (en este sentido, la reforma es respetuosa con la esencia original de la vivienda: apostar por la funcionalidad), y la aplicación de materiales y soluciones técnicas innovadoras que permitan dar uniformidad al proyecto, manteniendo su esencia original.

Dos conceptos clave del proyecto de arquitectura interior: Conexión y Uniformidad

El proyecto de arquitectura interior realizado por el esutdio vilablanch siguió una estrategia muy clara: conectar espacios y unificar materiales, buscando crear casi un único espacio o espacios diversos con un único tratamiento.

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CONEXIÓN DE ESPACIOS

En origen, el piso mostraba una distribución anacrónica en cuanto a las necesidades de la vida actual. Con un lenguaje contemporáneo, la reforma ha permitido dotar de nuevos usos la estructura original de la vivienda, creando amplios espacios de vida en común y espacios más íntimos para cada miembro de la familia. Tras la reforma, las categorías de los distintos espacios son más difusas, lo que aporta una mayor flexibilidad a la vivienda. Ahora se puede trabajar en el comedor mientras vigilas lo que estas cocinando, o disfrutar de una charla en la cocina, mientras acabas de preparar la cena.

La cocina se convierte el centro del hogar
El lavadero y la cocina se unen para lograr un espacio más amplio que integra cocina y comedor. Además, se eliminan las tres puertas de entrada a la cocina, una de las cuales conectaba con el cuarto de servicio o de plancha. La cocina se abre al salón para conectarla al resto de la vivienda. Un panel corredero que puede moverse a ambos lados aporta flexibilidad a la zona de día, al permitir tres posibles posiciones: la cocina puede quedar totalmente abierta, quedar solo con un paso de 70 cm, o quedar totalmente cerrada, dejando a la vista la gran pantalla de TV del salón.

Más baños para una mayor privacidad
La vivienda pasa a tener tres baños, permitiendo agilizar el aseo por las mañanas en hora punta. Parte del espacio que ocupaba el baño que antes compartía toda la familia se ha incorporado a la habitación principal. Esto ha implicado una reorganización importante de esta habitación, ya que el baño en suite además de ducha cuenta con una bañera exenta. Contiguo a este baño se ha creado otro para los niños y el baño de la entrada se ha ampliado y reformado íntegramente para uso diario de la familia y también para los invitados.

Una habitación para cada miembro de la familia
La antigua habitación de servicio conectada a la cocina se ha convertido en una habitación infantil, a la que se accede por el distribuidor de las habitaciones. De esta manera, cada niño tiene su propio dormitorio y, los padres, la habitación principal.

La zona de día crece
Se ha tomado la decisión de hacer más amplia la zona de estar, incorporando el espacio que antiguamente ocupaba la terraza. El salón se ha convertido en una habitación confortable y acogedora, conectada a la cocina a través de un gran panel corredero. Este panel ha sido realizado a medida en contrachapado de abedul por la empresa Carpintek, al igual que las dos librerías y el banco que queda situado justo debajo de las ventanas.

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UNIFORMIDAD

Se busca unificar todos los espacios con un único recubrimiento para paredes y suelos, para que se perciba una continuidad estética en todas las estancias. El material escogido es la microresina continua Kerakoll en color blanco.

En origen, los espacios estaban más fragmentados y los materiales variaban según las zonas y usos. Convivían materiales de texturas y colores diversos, pensados para el uso de cada espacio: parquet de tablilla industrial en el salón, rasilla en la terraza y terrazo en el resto de espacios. Con la nueva distribución el lavadero se une a la cocina, la cocina se integra a la zona de estar, parte de un baño se incorpora al dormitorio principal y la terraza desparece. Es preciso unificar materiales para crear una conexión entre los espacios.

Aquí surge la idea de utilizar Kerakoll para cubrir los materiales, ya que es un producto que permite actualizar las superficies y, si se desea, hacerlo respetando su historia. En este caso, se ha empleado la modalidad de microresina continua que permite dar una segunda vida a los materiales, al conservar la textura de origen como huella de lo preexistente.

Kerakoll se ha aplicado en todos los pavimentos, paredes, puertas y duchas, pero se han utilizado microresinas distintas en función del material a cubrir (madera, terrazo, resilla, paredes, puertas, zonas húmedas como duchas…).Se ha elegido una tipología especial para cubrir cada superficie, pero empleando siempre el mismo color. Esto ha permitido perder la escala y ganar sensación de amplitud y conexión entre los distintos espacios. Además, al despojarlo de materialidad,la luz ha ganado protagonismo y toda la vivienda ha quedado envuelta en una misma imagen, pero dejando latente la huella del pasado. Una huella que también vive en otros elementos que se han mantenido, como las puertas originales con sus pomos, los radiadores y las aperturas de las ventanas.